Comencem el dilluns amb l'oració de l'escritora xilena, Gabriela Mistral, Premi Nobel de Literatura el 1945:
Que si nació hoy, que si nació
ayer, que si aquí, que si allá.
Que si murió a los 33, a los 36, que cuántos clavos, que cuántos panes y
pescados...
Yo lo único que sé es que...
A mí
me tomó de la mano cuando más lo necesitaba.
Me enseñó a sonreír y agradecer por las pequeñas cosas.
Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí...
Me enseñó a quererme con ganas. A querer a quien tengo al lado y a darle la
mano.
Me enseñó que un gracias o un perdón lo pueden cambiar todo.
Me enseñó que la fuerza más grande es el amor y que lo contrario al amor es el
miedo.
Me enseñó que no siempre se recibe bien por bien pero que actúe bien a pesar de
todo. Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia.
Me enseñó a buscarlo dentro y no afuera.
Me enseñó que solo estoy aquí por un tiempo, y solo ocupo un lugar pequeño.
Y me pidió que sea feliz y viva en paz, que me esfuerce cada día en ser mejor y
en compartir su luz.
Que disfrute, que ría, que valore, y que Él siempre va a estar en mí...
Que, aunque dude y tenga miedo, confíe, ya que esa es la fe, confiar en Él a
pesar de mí...
Se llama Jesús.