Érase una gallina que ponía
un huevo de oro al dueño cada día.
Aún con tanta ganancia, mal contento,
quiso el rico avariento
descubrir de una vez la mina de oro,
y hallar en menos tiempo más tesoro.
Matóla; abrióla el vientre de contado;
pero después de haberla registrado
¿qué sucedió? Que, muerta la gallina,
perdió su huevo de oro, y no halló mina.
¡Cuántos hay que teniendo lo bastante,
enriquecerse quieren al instante,
abrazando proyectos
a veces de tan rápidos efectos,
que sólo en pocos meses,
cuando se contemplaban ya marqueses,
contando sus millones,
se vieron en la calle sin calzones!
(Versió de Félix María Samaniego)
Aquest home, dominat pel seu afany d'obtenir riquesa immediata,
no raona sobre els actes i no entén que la bona riquesa arriba
amb intel·ligència i treball.
En lloc d'assolir els seus objectius,
la seva cega
ambició el condemna a la fallida i s'arruïna.